En cuánto a la cámara…me dije a mí mismo: ¿por qué no? Utilizaré mi Hasselblad 500. Había llegado el momento de trabajar en serio, de “hacer fotos de verdad”. De disparar esa máquina que sólo escucharla estremece a cualquiera y no le deja indiferente. Sí, me quería recrear en la imagen, buscar el momento y ¡zas!, disparar. Barcelona, veinticinco de marzo de dos mil trece.